miércoles, 7 de septiembre de 2011

El Castigo





Buenos días, en la reflexión de hoy voy a hablar de uno de los temas más polémicos dentro de la D/s, y ese no es otro que el castigo.

Cuándo se habla de la D/s con gente ajena a este mundo, siempre se suele recalcar y resaltar los aspectos digamos morbosos de la D/s y lo buena que es una relación sin hipocresía y dónde la entrega es absoluta, etc. etc., pero al llegar al castigo siempre se suele hacer una pasada rápida sobre el asunto, con frases como, “bueno solo se castiga si no hay más remedio” o “el castigo es por el bien de la sumisa, para que aprenda de la experiencia y mejore con ella”, y poco más, no es un tema sobre el que profundicemos mucho; podemos estar horas hablando de la entrega o de prácticas D/s pero al castigo solemos dedicarle por tiempo, y creo que es una de las cosas que más polémica y rechazo generan en las personas “vainillas” y en las posibles personas que se sienten atraídas por la sumisión pero que no tienen muy claro si va con ellas o no.

Antes de continuar con mi exposición no quiero dejar de decir que lo que voy a exponer no pretende ser un tratado sobre el castigo ni una exposición exhaustiva sobre el tema, tan solo algunas reflexiones y comentarios, ya que es un tema tan extenso que podríamos hablar sobre él durante horas.

Entrando en materia decir, en primer lugar, que el castigo debe ser entendido como aquella práctica que pune a la persona sumisa por alguna actitud o comportamiento que ha desagradado a su Dominante. Digo esto por qué no toda actitud digamos “agresiva” por parte de un Dominante es un castigo, sino que puede formar parte de un juego Bdsm, de hecho el castigo se manifiesta tanto en actitudes positivas de hacer algo, como negativas de dejar de hacerlo, así pues no siempre un castigo consiste en hacer o decir algo a la persona sumisa, sino también en negarle cosas a la misma, como la compañía de su dominante, etc. etc.

Una vez definido castigo, debo decir que para mi no es algo exclusivo de la D/s, sino que en cualquier pareja vainilla también se da, aunque ninguna de las dos partes le llame castigo sino represalias o como os de la gana, usualmente se le suele llamar “se va a enterar éste o ésta...”. Digo esto para que la gente que no es digamos del mundo de la D/s vea que no sólo en nuestras relaciones existen estas prácticas solo que nosotros las llamamos por su nombre y no tenemos problemas en ello, así que dejemos cierta hipocresía en escandalizarnos con la existencia de los castigos ya que existen en todo tipo de relaciones (o el no me quiero acostar contigo esta noche por qué me has puesto de mala leche no es un castigo).

En cuánto al fin del castigo se suele decir que es doble, por un lado para que la persona sumisa aprenda algo en el proceso, y por otro punitivo por alguna cosa que ha sentado mal al dominante.

En mi opinión la primera de las significaciones del castigo es poco acertada, ya que asumir que una persona sumisa adulta necesita aprender algo a base de castigarla es atacar a su inteligencia, no creo en el castigo como método de aprendizaje, más allá de la función de cesación de conducta del castigo. Está claro que si se castiga a alguien por una conducta es con el fin de que no la repita, pero eso en realidad no creo que la enseñe a nada, solo le hace temer las consecuencias de dicha conducta, en realidad, la imposición de un castigo con este fin, solo demuestra un fracaso del dominante en cuanto a su capacidad para guiar o enseñar algo a la persona sumisa, ya que si la habilidad del dominante fuera mayor, no necesitaría del castigo para que la persona sumisa aprendiera esa lección.

            A veces se dice que el castigo sirve para enseñar valores como la paciencia a la persona sumisa, o para hacerla reflexionar sobre alguna cosa o aprender de sus acciones y ver lo incorrecto de ellas, pues bien, creo que todo eso se puede hacer por otros métodos, la verdad.

            La segunda de las significaciones del castigo es para mi la más correcta, castigamos para punir una conducta, no para enseñar nada sino para “desquitarnos” con la persona sumisa con algo que ha hecho que no nos ha gustado o nos ha hecho sentir mal, en realidad, no hay tanta diferencia con lo que sucede en una pareja vainilla, solo que en la D/s lo expresamos abiertamente y desde una posición clara de dominio de la pareja, además, seguramente, el refinamiento y la variedad de los castigos es mayor que dentro de una pareja vainilla, aunque estoy seguro que en eso podríamos encontrar muchas excepciones, no hay que minusvalorar la capacidad de un vainilla para castigar a su pareja.

En cuanto a esta forma de castigo si creo que debemos establecer una diferencia con las relaciones vainilla, y es que los Dominantes deberíamos ser capaces de ser más objetivos en la necesidad de castigar y en los motivos por los que lo hacemos.

Por ello creo que los Dominantes no deben castigar nunca en caliente cuando ha ocurrido el hecho que motiva el castigo, sino que debemos reflexionar sobre lo sucedido y con frialdad analizar si es necesario el castigo y si nuestra conducta fue la correcta, que a veces somos nosotros los que hemos provocado la reacción inadecuada de la persona sumisa con nuestro comportamiento y en ese caso no creo que se merezca castigo alguno, ya que nosotros provocamos, aunque eso sí, debería hablarse el tema, ya que un error nuestro no debe ser seguido por un error de nuestros sumisos, y advertir de esa situación para futuras ocasiones.

Además no debemos olvidad el efecto psicológico que conlleva el castigo a la persona sumisa, ya que al ser una muestra de desagrado, mina la autoconfianza de la persona sumisa, ya que es una muestre de “que ha fallado”, por tanto una secuencia prolongada de castigos puede ser muy perjudicial para la persona sumisa, mucho más allá del castigo en sí, así pues, reflexionad muy bien acerca de cuándo aplicar un castigo, de cómo hacerlo, y de hacer entender a la persona sumisa, que sigue siendo valiosa para nosotros y la seguimos estimando igual, más allá del castigo.

En resumen, un castigo no es más que una forma de punir una conducta de la persona sumisa que no vemos adecuada y en mi opinión debe ser antecedida por una explicación clara del porqué del castigo, de una advertencia previa de que dicha conducta llevará al castigo, y de una reflexión sobre si la conducta merece o no castigo, de otro modo nos comportamos igual de irreflexivamente que cualquier pareja vainilla, y se supone que nos jactamos de ser mucho mejores que eso.


Deseándoos que no os castiguen ni tengáis que castigar, hasta la semana que viene...

Elrowert.

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